[Debate] La Convivencia en la Escuela

Es imperativo que nuestra escuela pública se repiense y reflexione, a fin de reevaluar su accionar pedagógico. Aquella reflexión y autoevaluación debería abordar uno de los asuntos más complejos de la última década; la denominada convivencia escolar. Necesidad que requiere de una mirada pedagógica que la atienda en relación con la realidad social que vive nuestro país y el mundo. Una realidad en constante movimiento que provoca una serie de cambios contradictorios que desafían a la escuela. El dinamismo del proceso se manifiesta significativamente en la consideración del concepto EDUCAR. ¿Es solo un ámbito que prepara para el mundo del trabajo? o ¿lo entendemos como un proceso de transformación social, que abarca diferentes aspectos de la vida humana, que incide en la conformación cultural de las sociedades, pueblos y naciones?

por Iván Páez P
[Via Revista Perspectiva]

Si nos anclamos a esta última versión, habrá que atender que con-vivimos en un mundo en constante cambio e incertidumbre, donde los seres humanos estamos lejos de ser fácilmente predecibles. Por lo mismo, abordar la convivencia escolar obliga a un esfuerzo de profunda comprensión, más allá de fórmulas estables o que pretenden serlo.

Sin duda, la convivencia escolar tiene una gran importancia en el proceso formativo; de ahí que sea necesario asumir que la convivencia es parte del quehacer pedagógico propio de una institución escolar. Con-vivir en una escuela es un proceso que se aprende y por lo tanto es necesario direccionarlo también desde la enseñanza, propósito que se enmarca institucionalmente en las convenciones de derechos humanos firmados por el país, donde el Estado de Chile se obliga a garantizar el ejercicio de esos derechos consagrados.

Ese enfoque que atiende a los aprendices como sujetos de derecho, debería recoger la experiencia cotidiana de los y las estudiantes en un espacio como la Escuela, en atención de que se trata de una extensión en tiempo y de una cantidad de interacciones tan anchas e intensas, como ninguna otra experiencia lo será en sus vidas.

Allí se aprenderán componentes académicos necesarios para el desarrollo personal, se descubrirán aptitudes y vocaciones, pero sobre todo se aprenderá a con-vivir con los demás. Considerando entonces esa característica de la actividad escolar, se hace necesario explicitar la convivencia ubicándola como eje de la formación de la persona en su carácter más amplio e integral, esto es, integrando la pedagogía de la convivencia a todos y cada una de las asignaturas y en especial a las prácticas formativas.

 

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