Critican la Beca Vocación de Profesor por ser “regresiva”

Para el año académico 2014 sólo 27% de los más de 9.680 alumnos que entrarán a las carreras de Pedagogía lograron el puntaje para obtener la beca, que desde 2011 se implementa y costea la matrícula y arancel total a los beneficiarios. Algunos expertos la califican de “regresiva”

Por Nicole Cardoch

Diversas críticas han suscitado los últimos números entregados por el Ministerio de Educación con respecto a la Beca Vocación de Profesor, una de las medidas claves en el área del gobierno de Sebastián Piñera. Algunos expertos ya califican la beca de “regresiva” y apuntan a que falta construir una carrera profesional docente íntegra.

La beca, que comenzó a implementarse el 2011, buscó incentivar a los estudiantes con mejores puntajes PSU para que estudiaran pedagogía, costeando matrícula y arancel a todos aquellos alumnos que postularan a las Universidades del Sistema Único de Admisión con más de 600 puntos ponderados.

Para este año, de los 9.680 alumnos que ingresarán a estudiar carreras de pedagogías, sólo un 27% ingreso con el puntaje indicado para obtener la beca, cifra similar a los años anteriores.

Diversas críticas ha suscitado esta situación. El docente e investigador José Joaquín Brunner señaló la semana pasada que el número de estudiantes “no varió desde el año 2012, lo que muestra que es una medida efectiva, pero no potente. No apunta hacia la solución de fondo, que es atraer a alumnos talentosos a Pedagogía. Para esto hay que hacerla atractiva en la formación, remuneración y condiciones de trabajo”.

“Medida regresiva”

Para Ernesto Águila, director del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile, la situación no le es extraña.

“Yo estoy muy convencido que sólo será posible atraer a los mejores estudiantes de educación media entendiendo el problema de fondo, que va más allá de poner un incentivo PSU o inclusive unos incentivos monetarios al inicio de la carrera docente, en función de resultados PSU –que está hoy día en el proyecto que se discute en el Senado”, afirma.

Así opina también la académica e investigadora en educación, Jacqueline Gysling, quien a pesar de estar de acuerdo con métodos de selección especiales para las carreras pedagogía presenta a la beca como una medida regresiva.

“Creo es lo peor cuando se habla de ‘los mejores’, naturalizando un mejor puntaje por sobre otro. La beca como incentivo para atraer a ‘los mejores’ es algo que no comparto. No es una ayuda socioeconómica para apalear déficit sino que es una beca para gente con recursos”, dice.

Falta carrera docente

Para ambos hacer más “atractiva” la profesión docente no es a través de incentivos PSU ni monetarios, sino que construyendo una carrera profesional docente integra.

“Yo creo que lo que está faltando realmente es una buena ley de carrera docente, que construya una carrera docente acompañada con una alta valoración social de la propia profesión. En los países que existen sistemas educativos que funcionan relativamente bien, por ejemplo el caso de Finlandia, la profesión docente es una de las profesiones mejor pagadas del país y que tiene una alta selectividad, en gran parte porque ofrece condiciones laborales muy atractivas, pero además también es una carrera que es muy considerada socialmente”, afirma Águila.

Por su parte, Gysling concuerda con lo anterior recalcando que hoy además hay mucho interés en las carreras de pedagogía y que lo que se tiene que incentivar no es el ingreso, sino la calidad académica de los programas académicos.

“Yo creo que hay mucha gente queriendo estudiar pedagogía, son más 176 mil jóvenes estudiando,  61 universidades con pedagogía y más de 300 programas en el país. El problema está en otro lado. La carrera sólo se debería dar en universidades acreditadas, carreras acreditadas, hacer los mismos procesos de acreditación más exigentes de modo tal que la carrera de pedagogía se ofrezca en buenas condiciones”.

Finalmente, ambos académicos de la Universidad de Chile son enfáticos: debe existir un proceso de selección más complejo, pero que no solamente incluya los puntajes de la PSU –instrumento muy cuestionado por lo demás.

“Un sistema más complejo de selección de aquellos que podrían ser buenos profesores que no solamente considere a la PSU, sino más bien en el desempeño de los jóvenes en educación media y pruebas que puedan ponderar lo que es una vocación, capacidades y talentos que se requieren para ser profesor”, afirma Águila.