Violencia, aborto y acceso al poder: Los puntos críticos de la reivindicación de las mujeres en Chile

Un 2016 marcado por las masivas protestas demandando el fin de la violencia de género en nuestro país, la reciente exclusión del proyecto de ley de aborto por tres causales de las prioridades legislativas del gobierno, y una serie de desafíos pendientes en materia de derechos, son parte del contexto de una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer. A continuación, cuatro integrantes de nuestra comunidad universitaria reflexionan sobre la situación actual de las mujeres en nuestro país.

“Desde hace un tiempo ya que la conmemoración del 8 de marzo se encuentra marcada por una mayor efervescencia social, principalmente de las mujeres, lo que se puede constatar en una mayor convocatoria a las marchas y actos que en conjunto constituyen un despliegue de las mujeres en el espacio público”, advirtió Claudia Zapata, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades y directora del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos.

Para la académica “es evidente que el problema de la violencia física y simbólica, en todos sus niveles –individual, colectivo, institucional- es lo que provoca este malestar y lo que a su vez nos aglutina en tanto mujeres que vociferamos nuestro hartazgo frente a esa violencia y la desigualdad estructural que la posibilita”.

Cierta de que un punto crítico respecto a la situación de las mujeres es la violencia -física, simbólica, estructural, etc.-, la profesora Zapata apunta sus aspiraciones “a que esa lucha contra la violencia y por nuestra dignidad se canalice más claramente hacia demandas como el aborto libre, seguro y sin causales; hacia una formación educacional y ciudadana que vuelva obsoletos los estereotipos claves de la desigualdad (género, raza, clase, sexualidad normada); y al fin de todas las formas de violencia. Desde esta convicción estimo que nuestra agenda debe contemplar, aún desde sus aspectos más puntuales, un horizonte anti racista y anti capitalista, cada vez más necesario frente a políticas de género que hipotecaron los otrora feminismos, burocratizándolos y haciéndolos cómplices de la desigualdad neoliberal”.

Carmen Andrade, encargada de Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, socióloga y ex ministra del SERNAM, recibe esta nueva conmemoración del 8 de marzo, con la convicción de que “en las últimas décadas el llamado ‘tema de la mujer’ ha ido ganando espacios. Y si miramos datos objetivamente, podemos decir sin duda que hoy día se han conquistado derechos que antes eran impensables”.

Entre los progresos nombrados por Andrade, se incluye la masiva incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, la incursión de éstas en áreas laborales donde antes no tenían entrada ninguna, el acceso igualitario a la universidad en relación con los hombres y la disminución de los niveles de pobreza femenina en comparación a los años ’90.

No obstante, para la socióloga es evidente que “una sociedad no puede contentarse con estos avances porque son avances de justicia, son avances de la democracia. Hoy nos encontramos en ese momento, que es una suerte de reconocimiento, de pasos que se han dado y desafíos mayores, y por lo tanto, más difíciles de concretar”. El acceso igualitario al poder y los plenos derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, son aquellos desafíos que hoy están en juego para Andrade, para quien es ahí donde «están los nudos más difíciles porque ahí tú estás atacando las bases del patriarcado, de la subordinación que se ejerce por la vía de restringir los derechos sexuales y el poder”.

Para Pilar Errázuriz, directora del Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina de la Facultad de Filosofía y Humanidades, el avance de las reivindicaciones de las mujeres tanto en Chile como en Latinoamérica es demasiado lento, ya que «recibimos de parte de la cultura patriarcal muchas resistencias, mucha violencia simbólica y mucha violencia verbal”.

En línea con Andrade, Errázuriz también reconoce que otro de los temas gravitantes para las mujeres del Chile actual es el aborto, que “todavía está en suspenso, siendo que es un gran tema, que está resuelto en muchísimos países. Eso no creo que vaya a prosperar, sinceramente soy muy escéptica con todo lo que está sucediendo”.

Desde las nuevas generaciones, el tema de la violencia de género también es visto como prioritario. En este sentido, Bárbara Brito, vicepresidenta de la FECh y miembro de la Secretaría de Sexualidades y Géneros (Sesegen) de la Federación, enfatiza en las duras cifras que existen al respecto. “El 2016 ha aumentado en 44 por ciento el número de femicidios, ocurriendo alrededor de 110 casos, entonces, este 8 de marzo llega en un momento más radical de la violencia hacia las mujeres, donde en Chile -la legislación más conservadora del mundo-, no da el ancho para responder por nuestros derechos”, afirmó.

La dirigenta estudiantil no solo se detiene en aquella demanda a la hora de hablar de problemas críticos para las mujeres. “La desigualdad laboral es muy importante: que las mujeres sigan ganando menos sueldo que los hombres por el mismo trabajo, o el hecho de que no hayan salas cunas en los lugares de trabajo, y no solamente para las mujeres, sino también para los hombres, porque se suele naturalizar que son las mujeres quienes tienen que cuidar a los hijos. Después está toda el área del trabajo doméstico, que está invisibilizado, no remunerado, que todas las tareas del hogar recaen sobre la mujer, y ahí nosotras creemos que eso debe ser socializado, que el Estado se tiene que hacer cargo alivianando ciertas tareas del hogar”, agregó.

El desafío de la organización

Avanzar hacia una mayor organización de las mujeres, es un punto clave de la reflexión en la víspera de este 8 marzo. Para Carmen Andrade el desafío hoy es formar un movimiento de mujeres no elitizado, en el que participen el estudiantes, feministas, mujeres políticas, obreras, pobladoras, etc. “Un movimiento desde mi punto de vista, supone una representación de la sociedad chilena, y las mujeres somos diversas. Hay mujeres populares, hay dueñas de casa, hay mujeres políticas que están en los partidos. Hoy se deben reconstruir puentes”, planteó la socióloga advirtiendo que “lo que yo aprendí de la historia, es que los mayores avances de las mujeres se producen cuando actuamos unidas”.

En línea con Andrade, Pilar Errázuriz, también apunta a la necesidad de una mayor organización. “Las mujeres en grupos se empoderan muchísimo y saben de qué estamos hablando. Las mujeres están muy conscientes de sus derechos, pero se debe hacer una labor de promoción y eso por cierto, requiere dinero y requiere una buena información”, dijo.

Bárbara Brito también se refirió a que urge una mayor organización tanto a nivel local como internacional. “Uno de los grandes desafíos que tenemos, además de fortalecer nuestra organización y la movilización en la calle de las mujeres, independiente de los gobiernos de turno, es poder levantar un gran movimiento internacional de mujeres que pueda luchar por nuestros derechos”. Y para Brito aquella tarea ya ha dado pasos importantes: “este 8 de marzo llega con una mayor organización, donde por fin los movimientos de mujeres, feministas, organizaciones políticas, pudimos organizarnos con mayor fuerza».

Texto: Francisca Siebert
Dircom-UChile