En el Día del Profesor: Desafíos de la educación continua en el desarrollo profesional docente

En el año 1977 se definió la fecha de celebración para el 16 de octubre ya que coincide con la fundación del Colegio de Profesores de Chile. 

Con motivo de la celebración del Día del Profesor y en el contexto de la Reforma Educacional de la que somos parte, se hace pertinente reflexionar sobre el conjunto de desafíos para la educación continua que aborda el desarrollo profesional de los profesores y las profesoras.  La reedificación de la educación pública y cambiar la condición actual del magisterio (Ley de Sistema de Desarrollo Profesional Docente promulgada en abril del presente año), se presentan como parte de ella.

Un primer elemento dice relación con constituir un Sistema de Educación Continua, vinculado a una política pública de Desarrollo Profesional Docente. Si bien dicho sistema ha de ser de carácter nacional, debe principalmente articularse con la realidad de las regiones y localidades de cada país, con foco en la dinámica y los requerimientos de las escuelas. Éste debe privilegiar la demanda que se realiza desde la base del sistema y debe garantizar la pertinencia y calidad de las propuestas educativas, y la calidad de las instituciones que desarrollan programas formativos.

Por su parte, el Estado debe desempeñar un nuevo rol, con especial atención en el nivel regional y provincial, en tanto este ha de estar a cargo precisamente de definir una política nacional y acciones de perfeccionamiento que respondan tanto a las necesidades del país como a las urgencias y demandas definidas por los actores locales. Del mismo modo, se le asigna al Estado la tarea de generar las condiciones estructurales que permitan la ampliación de la cobertura de los programas de EC, proveyendo los recursos, el tiempo laboral o institucional para los docentes, los incentivos y estímulos, y las regulaciones y controles hacia las instituciones oferentes.

Ello implica resignificar las concepciones tradicionales de la Educación Continua, en especial en las instituciones universitarias, donde se la asocia aún a una actividad de extensión por parte de la institución, y de actualización y/o capacitación laboral por parte de los docentes. Esta resignificación ha de impactar además en los ámbitos del conocimiento, en los temas y en las materias de las iniciativas. Del mismo modo, deben transformase las modalidades, las metodologías, los tiempos y los espacios de las iniciativas de EC, en el sentido de integrarlos coherentemente a los nuevos paradigmas en ascenso.

Otro desafío relevante es focalizar las políticas, programas, recursos y acciones de Educación Continua en la escuela, las que deben ser vistas de modo gradual y sostenido como “comunidades de aprendizaje”, en las que todos aprenden, incluidos, por cierto, los docentes. Las acciones de Educación Continua han de ser diseñadas en conjunto con los líderes pedagógicos de cada escuela y deben tender a incluir al conjunto de sus docentes, a quienes debe incentivarse a participar en ellas, mediante una serie de mecanismos, entre los que destacan la generación de tiempos y espacios institucionales, la promoción de estímulos y la posibilidad de ascender a lo largo de su carrera profesional.

Es decir, el foco de la EC debe estar en la escuela, lo que requiere además, de una comprensión global del rol y del estatus del docente inserto en su contexto educativo-laboral. Debe avanzarse hacia una nueva profesionalización del docente, superando su condición actual, muchas veces proletarizada, desprovista de control soberano sobre su quehacer profesional. El docente, en compañía de sus pares y orientado por sus líderes, reflexiona, critica, comparte, colabora, aprende, descubre y genera nuevo conocimiento pedagógico, por tanto, logra impactar positivamente en los aprendizajes de todos sus alumnos.

Gabriela Martini Armengol

Directora PEC