Selma Garrido y formación docente: “Las pedagogías deben tener una relación más fuerte con las escuelas”

La destacada académica e investigadora brasileña de la Universidad de Sao Paulo, Selma Garrido Pimenta, visitó la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Se refirió al Plan Nacional de Educación de Brasil (PNE) y explicó el complejo escenario político que lo amenaza.

“El presidente de Brasil ya declaró que cortará el presupuesto para las universidades públicas en un 45% para el próximo año y que congelará esa medida por veinte años”. De esa forma Selma Garrido, que dictó la conferencia “¿Formación de profesores en crisis? El Plan Nacional de Educación en Brasil (2014 -2024)”, resume la grave situación que enfrenta su país. En esta entrevista se refiere, además, al rol de los profesores en la sociedad brasileña, a su situación laboral actual y a los desafíos que enfrenta América Latina en materia de Educación, de cara al nuevo milenio.

La visita de Garrido se realizó en el marco del Proyecto Fondecyt 11150082 del profesor Adrián Baeza, del Departamento de Estudios Pedagógicos (DEP).

El Plan de Educación Nacional, promulgado por el gobierno de Dilma Rousseff  en junio de 2014, estableció un incremento paulatino de la inversión pública en el sector de Educación, con la meta de alcanzar el 10% del Producto Interno Bruto hacia el año 2024. El PNE también fijó veinte objetivos que deben cumplirse entre 2014 y 2024, destacando entre ellos la erradicación del analfabetismo y el incremento de las matrículas en jardines infantiles, enseñanza media y en las universidades públicas.

Adicionalmente, dicho plan estableció un mínimo de 3.200 horas para la formación inicial docente y define un piso salarial nacional, con objeto de neutralizar la alta variación que se presenta en las distintas regiones del país. Este piso, para docentes con jornadas de 40 horas, es levemente superior a los US$ 800, unos 539.000 pesos chilenos, si se establece el dólar en $674 CLP.

No obstante, tras la reciente destitución de Rousseff , el PNE y otros logros sociales se ven seriamente  amenazados. El 15 de junio de 2016 Michel Temer envió al congreso una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC 241/2016), que establece la congelación del gasto público durante veinte años. También anunció un recorte del 45% del financiamiento estatal a las universidades públicas. En caso de aprobarse el PEC, los sectores más castigados serán Educación y Salud. El dinero ahorrado sería destinado al pago de la deuda pública, que actualmente consume casi la mitad del presupuesto del país. “Ahora las fuerzas que nos determinan son muy fuertes. Yo estoy muy sensibilizada en este momento con la situación de Brasil pues ha explotado nuevamente: ya tuvimos el golpe militar de 1964. Pero yo veo que ese golpe fue menos pernicioso que el de ahora. El golpe de 2016 afecta más profundamente la estructura social como un todo”, señaló Garrido.

¿Cuál es el escenario actual en que se encuentra la Educación en Brasil? ¿Cómo explicaría Ud. el nuevo panorama general que se ha presentado tras el golpe?

Yo diría que estamos en una situación muy grave porque el presidente ya declaró que cortará el presupuesto para las universidades públicas en un 45% para el próximo año y que congelará esa medida por veinte años. O sea, anulará las conquistas que hemos logrado en estos últimos treinta años, más o menos. Otra declaración, que ya se tornó ley, es la reducción del pase de las ganancias del petróleo de la “presal” a Educación [ver nota al pie]. Dilma había definido que el 30% de estas ganancias serían para Educación y Salud. Pero el presidente ya cortó este traspaso. Ya no lo tenemos. Es mucho, mucho, mucho dinero para Educación y Salud. En otras palabras, la perspectiva que tenemos es muy pesimista, pero al mismo tiempo realista, porque estas medidas ya están siendo practicadas, representando los intereses neoliberales y de las élites dominantes. Ellas no perdieron sus privilegios durante el gobierno de Lula y Dilma, al contrario, los mantuvieron, pero tienen la motivación de ganar mucho más y no distribuir nada.

Hasta antes del golpe de Estado, ¿cómo se había desarrollado el Plan Nacional de Educación en Brasil? En términos generales, ¿cuáles fueron los hitos o puntos más significativos del proceso?

Lo primero fue la significativa ampliación de la escuela básica para casi la totalidad de la población. Antes los niños estaban fuera del sistema escolar al que tenían derecho. Actualmente el 90% de la población en edad escolar accede a la escuela. Esto fue un avance logrado tras los últimos treinta años, pues hemos venido trabajando en esto desde la década del noventa. También hubo un avance muy grande en la ampliación de las vacantes para las universidades públicas. En Brasil la educación pública es totalmente gratuita. Gran parte de las vacantes creadas fueron para la formación de profesorado, para los cursos que llamamos de Licenciatura, equivalente a las pedagogías en Chile. Ha habido un avance claro en esta área, al mismo tiempo que en la década del noventa hubo una expansión muy grande de las universidades privadas bajo el gobierno de Cardoso, expansión que perdura hasta hoy. Por tanto, el aumento de la formación en las universidades públicas estaba en la pauta del país para proseguir su ampliación. Ahora con el golpe se rompió esta perspectiva de ampliación.

Por otra parte, puedo decir que tuvimos un avance muy grande en la propia Constitución, en torno a la importancia del estatuto de la profesión docente, gracias a investigaciones que fueron revelando todas las gestiones que envuelve el trabajo docente y su formación. También está la definición de un salario mínimo nacional para los profesores de escuelas, iniciativa que logramos después de mucha lucha y que comenzó a ser implementada por Lula el año 2003. Este salario, que fue siendo corregido y ampliado en estos últimos años, fue una verdadera conquista. Habían muchos estados que daban un valor inferior a ese salario, incluso mi estado, Sao Paulo, uno de los más ricos de la nación. Entonces esto fue una conquista. Pero ahora el decreto del actual presidente acabó con ese piso salarial.

En su opinión, ¿qué lecciones de la experiencia brasileña podrían aplicarse a Chile u otros países latinoamericanos?

Creo que los avances que hemos conseguido fueron gracias a la inmensa cantidad de investigaciones que hemos realizado los educadores desde los años setenta, investigaciones que nos han empoderado en el sentido de conseguir crear perspectivas, cambios y mejorías en la calidad de la Educación, principalmente de la Educación Pública. A lo largo de estos años tuvimos que estudiar más, reflexionar más, conocer más profundamente los problemas que involucra la Educación en general. Gracias a esto, a través de nuestras organizaciones gremiales, pudimos ser reconocidos en varios ámbitos y tener espacios de participación en la definición de políticas públicas, como fue el PNE y otros proyectos. Por tanto, conseguimos tener visibilidad y un papel importante en el escenario nacional para definir las cosas, en todas las áreas de Educación, incluida la formación de profesores. Entonces muchas de las conquistas que tenemos hoy son fruto de esta profundización y esta maduración política como actores político-sociales relevantes. Pero claro, no somos hegemónicos. Otras fuerzas que también empezaron a influir sobre la Educación son mucho más poderosas que nosotros, porque tienen un gran capital que los apoya y porque también tienen intelectuales en sus filas, que hacen política en Educación y que nos conocen a nosotros que somos sus “enemigos”, digamos. No es posible decir que son incompetentes en este sentido, pues son preparados y tienen la fuerza del conocimiento para hacer las políticas que convienen a la perspectiva neoliberal. En este sentido, varios de ellos aprendieron mucho con Chile, porque Chile fue un laboratorio del neoliberalismo en América del Sur. Nosotros también empezamos a estudiar a Chile para comprender el proceso. Al mismo tiempo que vivimos apartados de Chile, tenemos posibilidades de identificar en su país a las personas que tienen perspectivas similares a las nuestras, que pueden estar haciendo una especie de enfrentamiento con las políticas neoliberales.

¿Dónde cree usted que se encuentran las mayores deficiencias en la formación inicial docente? ¿Dónde situaría usted las mayores necesidades, de cara a los desafíos del nuevo milenio, en nuestras sociedades latinoamericanas?

Pienso que lo más urgente es que las licenciaturas (pedagogías) tienen que tener una relación más fuerte con las escuelas para las cuales están formando profesores. Deben tener en las escuelas un punto de partida y un punto de llegada. Es decir, tomar la realidad de las escuelas como un hecho articulador de todos los currículos de formación de los profesores, que están siendo formados para actuar allá. Yo creo que en Brasil tenemos mecanismos que pueden actuar de este sentido. Por ejemplo, en nuestras pedagogías existe un estágio supervisionado [práctica supervisada] de 400 horas, las cuales podrían ser el hecho articulador de la formación teórica y práctica, empezando por las escuelas públicas, con estudiantes en terreno realizando sus estudios, investigando e identificando problemas en las aulas. Así vamos a comprender por qué un problema ocurre, qué están haciendo los profesores para superarlo o que se podría hacer para solucionarlo. Entonces, es necesario tomar la praxis pedagógica y docente de las escuelas como un hecho articulador de todos los currículos de formación. Yo creo que esa es la principal deficiencia. Cuando fui por primera vez a una escuela fue un choque, quería salir corriendo. Un choque de realidad. Muchas investigaciones han mostrado que este es el principal problema.

Para finalizar, ¿qué tipo de profesores necesitamos para el futuro de América Latina?

Necesitamos un profesor que sea un profesional crítico y reflexivo, por tanto, que tenga una buena formación teórico y práctica. Un profesional que mire su trabajo con una perspectiva de crecimiento personal y profesional, que esté, por tanto, contento con su profesión y no amargado. Y, claro, que tenga en esta formación una perspectiva de compromiso ético sobre la formación docente y la actuación docente, compromiso que consiste en contribuir a la emancipación de todos los alumnos en general.

[Nota: hace pocos años se descubrieron en Brasil grandes reservas de gas y petróleo en el lecho submarino, bajo un espeso estrato de sal llamado “capa presal”. La reserva de hidrocarburos es tan grande que equivale a cinco años de consumo mundial. En un comienzo se pensó que podría financiar el desarrollo social brasileño, superando así los problemas estructurales. De ese modo, se creó en 2010 el Fondo Social del Presal, para garantizar inversiones en Educación y Salud].

Deborah Pizarro, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile