Argumentación y proyección de mundo: una apuesta por la palabra

El libro Argumentación y proyección de mundo, recientemente publicado por Editorial Universitaria y financiado por el Fondo Juvenal Hernández Jaque 2014, del profesor Cristóbal Holzapfel, doctor en Filosofía por la Universidad de Friburgo y profesor del Departamento de Filosofía, es a juicio de su autor, una apuesta por la palabra, una invitación a tomar conciencia y ampliar el dominio argumentativo.
Con una estructura que recorre la historia de la retórica desde los sofistas hasta la apuesta por la «nueva retórica» de Chäim Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca (1958), el libro se da a la tarea de enseñar, mostrando conceptos, reglas, definiciones, ejemplos y contextos de la retórica, un modo de entender el mundo y dialogar con sus fenómenos.

De la experiencia del ágora ateniense hasta nuestros días, así como en su relación con la democracia y la vida en comunidad, el profesor Holzapfel ensaya aproximaciones y posibilidades para entender la argumentación como un modo de ser y comprender el mundo.

¿Cuál es, entonces, el papel que tiene la retórica en el mundo actual? Entendida en términos aristotélicos como «el arte de la persuasión para mover a la acción» es de suyo la relación con la actualidad y las posibilidades de comprender escenas como la publicidad, los medios de comunicación y el gobierno.

Revisando el trabajo de Perelman y Olbrechts-Tyteca, Cristóbal Holzapfel entiende la retórica como una teoría de la argumentación que permite la construcción de realidad, situándola en un papel decisivo para la existencia humana. “Nuestro modo de ser, nuestro modo de andar por el mundo tiene un carácter argumentativo”, explica el profesor Holzapfel. «De este modo superas en parte lo que es el descrédito de la retórica”, señala. “Al considerarla solo como persuasión no estás reconociendo al otro como interlocutor válido. Es distinto llevarlo al plano del argumento”. Es así como Holzapfel piensa en un modo de ser argumentativo, en términos existenciales, ontológicos, que, si bien es importante, excede lo verbal.

Otro punto que interesa al autor es el del espacio de la conversación. Se puede dar argumentación en espacios como torneos de debates y existen cursos que instruyen en los mecanismos para competir. Eso, para el profesor Holzapfel, funciona solo hasta cierto punto. “Una cosa es la argumentación que va dirigida, que es agonal, competencia discursiva, destinada a decidir quién tiene la última palabra”. Sin embargo, Holzapfel destaca que “la argumentación por sí sola requiere siempre el complemento de la conversación”. En este sentido habla de una cierta miopía de algunos retóricos, pues sin la conversación es difícil llegar a responder a los problemas del mundo.

Para el profesor Holzapfel, este es un libro que contribuye a tomar conciencia y junto con ello invita a ampliar el dominio argumentativo. Abordar argumentativamente, por ejemplo, los casos de corrupción y las colusiones que ha enfrentado el país en los últimos meses con las herramientas que entrega la publicación, entendiendo a la argumentación en el sentido de la formación de conceptos, valores y cómo se pueden aplicar en las relaciones humanas.

Por Cristian Vergara