«La reforma no es suficiente si solo viene a acomodar el modelo actual»
Valentina Saveedra, presidenta electa de la FECh
Miembro del bloque «Somos Fuerza», militante de Izquierda Autónoma, estudiante de Arquitectura, en la siguiente entrevista además asume como urgente la necesidad de retomar con fuerza las movilizaciones sociales durante el 2015, y se plantea favorable a un cambio de estatutos en la Universidad de Chile que abra paso a la triestamentalidad, entre otros temas.
En la madrugada del 5 de noviembre se confirmó que Valentina Saavedra resultó electa como la nueva presidenta de la Federación de Estudiantes de la U. de Chile (FECh). Miembro del bloque «Somos Fuerza», militante de Izquierda Autónoma, estudiante de Arquitectura, critica en la siguiente entrevista la conducción de la reforma educacional por parte del gobierno, asume como urgente la necesidad de retomar con fuerza las movilizaciones sociales durante el 2015, y se plantea favorable a un cambio de estatutos en la Universidad de Chile que abra paso a la triestamentalidad, entre otros temas.
A un día de la elección que la dio por ganadora se pasea por la sede de la FECh haciendo frente a una seguidilla casi interminable de entrevistas. No es extraño. Valentina Saavedra llega este año a asumir la dirigencia de una de las mesas sociales más importantes del país, en un momento de definiciones clave en cuanto al destino de la reforma educacional.
-Luego del 2011 la cantidad de marchas convocadas por el movimiento estudiantil ha ido a la baja, aunque no necesariamente han dejado de ser masivas ¿Cómo ves tú este escenario en adelante?
-Este año efectivamente hubo menos marchas pero sigue habiendo un respaldo amplio a las posturas del movimiento estudiantil. Además fue un año donde se tuvo distintas iniciativas para avanzar en otros frentes, como fue el tema del DFL2, en el plano legislativo las indicaciones a la reforma educacional, en la profundización de nuestras demandas, de hecho ahora el CONFECH tiene una propuesta del Plan Nacional de Educación Pública. Pero claro, estas iniciativas también estuvieron cruzadas por un escenario distinto, y creemos que ese escenario se mantendrá el próximo año.
-¿Y cómo se ven enfrentando este 2015?
Lo prioritario es enfrentarlo con unidad, y de hecho nuestra lista la componen distintas fuerzas del movimiento estudiantil. Tres de ellas son las más importantes a nivel nacional, y es un desafío enfrentarlo con unidad por la complejidad del escenario y los horizontes comunes que tenemos. También creemos que es necesario volver a convocar a nuestros compañeros, volver a conquistar a esas nuevas generaciones que no vivieron el 2011, que no tienen arraigada la necesidad de la acción colectiva, y también creemos que debemos enfrentarnos con movilizaciones.
-En ese sentido, ¿a qué se debe la necesidad de volver a levantar las movilizaciones este 2015?
-Creemos que es necesario que la fuerza social se exprese para disputar la reforma educacional, porque sabemos que ésta es necesaria, pero su mera existencia no es suficiente si está tomando una dirección que es finalmente regular lo que existe, acomodar el modelo educativo actual y no transformarlo. En ese sentido es necesaria la movilización y también el estar disponibles para dialogar, y así avanzar en transformaciones que nosotros mismos hemos instalado.
-Has dicho estos días que el año que viene hay que trabajar en salvar la reforma. ¿Qué implica ese salvataje?
-Nosotros vemos que el gobierno demuestra una intención de hacer una reforma por cumplir, y se está avanzando en hacer esa reforma sea como sea. Eso ha terminado en que han negociado con quienes están en contra de lo que eran los principios de la reforma educacional. El gobierno nos prometió educación pública, gratuita y de calidad junto con el fin al lucro. Sin embargo se pone de acuerdo con quienes lucran, con quienes están en contra de la gratuidad, con quienes negocian con la educación, y en ese sentido cuando nosotros decimos «salvar la reforma», es porque creemos que la estrategia que está tomando el gobierno no va a llevar a la reforma a ser efectiva en la transformación de los pilares de la educación, ni para que esta sea un derecho ni para fortalecer la educación pública. En ese sentido nosotros planteamos que lo fundamental es que el gobierno entienda que con quién hay que llegar a acuerdo es con el movimiento social. Es necesario que llegue a un acuerdo amplio y democrático donde se incluyan a rectores, estudiantes, trabajadores de la educación, padres y apoderados.
-Este año la FECh presentó una serie de indicaciones al parlamento respecto a la reforma y fueron rechazadas. ¿Cómo evalúas esta situación?
-Con eso se demostró la contradicción misma entre lo que dice y hace la Nueva Mayoría. Yo leí las razones de por qué se habían inhabilitado esas indicaciones, y muchas de ellas decían que no cumplían con el fondo y el espíritu de la reforma. La Nueva Mayoría planteó que iba a resolver el conflicto educacional escuchando a los movimientos sociales. Yo me pregunto cómo aquellas indicaciones que representan el espíritu de las demandas del movimiento social no son parte del espíritu de esta reforma. Entonces ¿a qué está respondiendo esta reforma si no es a acabar con el lucro, a apuntar hacia la gratuidad? Nosotros entendemos que son transformaciones paulatinas, pero no por eso se van a hacer sin un horizonte claro.
¿Y cuál sería un mecanismo adecuado que pudiera usar el gobierno para sumar al movimiento social en esta reforma?
-Nosotros planteamos que si el movimiento social instaló un tema sobre la mesa, el gobierno no puede pretender resolver las cosas sin esos actores. El ministerio de Educación hizo un plan de participación ciudadana ¿Y dónde quedó la síntesis de eso? ¿Dónde quedaron los consensos, los disensos? Nosotros vemos que eso fue una pantalla de participación, porque la participación es decidir, es vinculante, es que se nos escuche, no que se nos diga, “gracias chiquillos por creer que están participando”.
-Y respecto al Ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, ¿cómo evalúas su rol desde que asumió la cartera?
Hay una diferencia con los ministros anteriores. Nosotros no creemos que él es lo mismo que la derecha porque obviamente está más abierto al diálogo, pero hubo un error de la Nueva Mayoría, sobre todo el primer semestre, al querer llegar a acuerdo con todos, desde con el sostenedor que quiere lucrar, hasta con los secundarios que están contra el lucro. Se reúnen con la derecha que no cree en la gratuidad, y luego con la CONFECH, y dicen “sí, les vamos a dar gratuidad”. Vimos un montón de ambigüedades durante el primer semestre, y el segundo semestre intenta resolverse con los mismos poderosos de siempre que han privatizado nuestra educación. Creo que no solo el ministro Eyzaguirre sino el gobierno ha tomado un rumbo que de seguir así, terminará con una reforma que resultará ser un par de modificaciones de ley y el sistema educativo seguirá igual.
Política interna en la U. Chile
-La alianza «Somos Fuerza» de la que es parte Valentina Saavedra, incluye a Izquierda Autónoma y Frente de Estudiantes Libertarios, las dos principales listas del año pasado. Y aunque el bloque logró obtener la presidencia, perdió bastantes votos. ¿Por qué crees que se produjo esa baja?
-Existe dentro de la Universidad una necesidad de volver a convocar a muchos de nuestros compañeros que probablemente no estuvieron movilizados en ningún espacio, y muchas veces se asume que la disputa a nivel nacional es prioridad. Efectivamente para las fuerzas políticas es prioridad, pero también hay que entender las necesidades y las perspectivas que están teniendo las nuevas generaciones dentro de la Universidad. Y en ese sentido creemos que es necesario fortalecer el trabajo de la FECh al interior de la Casa de Estudios. Es necesario ver cuáles son las transformaciones que hay que hacer dentro de la Chile.
-¿Y cuáles serían esas transformaciones dentro de la Universidad?
-Dentro de la Universidad hay que avanzar en distintas cosas, en cada facultad se ven materializados distintos conflictos, o contradicciones que chocan con la realidad que una universidad supuestamente pública tiene.
-¿A qué te refieres con eso?
-La Chile se jacta de ser una universidad pública, sin embargo, su investigación y su docencia están vinculadas y orientadas a las empresas, al mercado, a la formación profesional. También vemos cómo se van fortaleciendo algunas facultades, y no otras, en términos de infraestructura y financiamiento. La distribución misma del presupuesto es desigual, y no responde solo a las necesidades de las facultades sino a criterios históricos.
-¿Y qué desafíos vienen este 2015 para la federación dentro de la política interna de la Universidad de Chile?
-Bueno, la democratización. El próximo año se viene una reforma de estatutos que va a ser una cuestión importante y hay que salir a defender porque ya estamos viendo como algunos decanos y académicos están tratando de entramparla y modificarla buscando errores metodológicos, y no viendo cuáles son las voluntades de los actores de la Universidad para conducir esta transformación. Es importante el rol de la Federación ahí, porque nosotros defendemos la educación pública hacia afuera, y bueno, también hay que hacer este trabajo dentro de la Universidad.
-Supongo por lo que dices que viste esa carta firmada por algunos académicos que se estarían oponiendo a la realización de cambios de estatutos…
-Sí, vi una carta que está liderada por los académicos de Beauchef. Esa carta apunta a los errores metodológicos de cómo se llegó a esta propuesta para reformar los estatutos, y a mí me parece que no es correcto que se diga que lo que se resuelve en el Senado Universitario no está vinculado a las facultades, a los académicos, a la comunidad universitaria, siendo que es el órgano más democrático que tenemos dentro de la Universidad, y obviamente lo que se resuelve ahí en ningún caso es una cuestión que se está pasando por secretaria. Eso sería deslegitimar un proceso que lleva dos años avanzando porque el resultado no les está gustando. Si hay profesores que están en desacuerdo con que la Universidad de Chile sea un espacio democrático, bueno, que lo digan de esa manera. La FECh estará a disposición para que la comunidad entera decida si quieren o no cambiar estos estatutos.
¿Cuál es la postura de Somos Fuerza respecto a la triestamentalidad?
-Nosotros como Somos Fuerza estamos a favor de la triestamentalidad, pues esa es la única forma que el rumbo de la Universidad se decida con su comunidad, y por lo tanto las transformaciones que antes te planteaba son mucho más factibles cuando todos dentro de la universidad pueden opinar de lo que pasa en nuestra Casa de Estudios. Además estamos hablando de un cambio de estatutos que plantea porcentajes diferenciados, no es un cogobierno, es una cuota mínima de participación.
-Melissa Sepúlveda encabezó la FECh de mano del ex Rector Víctor Pérez, a ti te toca esta dirigencia junto al Rector Ennio Vivaldi ¿Cómo ves el escenario para ustedes con esta nueva rectoría?
-A nivel nacional me parece positivo que sea el Rector Vivaldi quien esté liderando la Universidad. Él ha mostrado voluntad de no solo hacer defensas corporativas de la Universidad, sino que está a disposición de defender la educación pública, de hacer de la Chile un actor dentro del debate nacional, cuestión que echamos mucho de menos durante la rectoría anterior. En ese plano pensamos que es positivo, es un rector que se ha mostrado dispuesto a los cambios y a una modernización de la Universidad, se plantea desafíos que son demandas históricas de los estudiantes como el congelamiento de aranceles, y otros. Pero hay que ir evaluando paso a paso, nosotros no vamos a poner las manos al fuego por Vivaldi, porque si bien hay muchas promesas, muchas intenciones, ese tipo de cosas se tienen que evaluar cuando efectivamente se concreten.
-A pocos días del traspaso de mando en la FECh. ¿Cuál es tu evaluación del desempeño de la Federación en este último año?
-Este último año la FECh enfrentó un escenario complejo. Hubo un cambio de gobierno a nivel nacional, a nivel universitario, cambio de los decanos, del rector. Se vieron en un espacio donde hubo que adecuarse a escenarios distintos, no se podían utilizar las mismas estrategias que hasta antes se habían utilizado. A nivel nacional ya no era estar peleando con la derecha, si no con un gobierno mucho más legitimado, que se apropiaba de las banderas del movimiento social, y no es tan fácil decirle a la gente, “ok, ellos están diciendo lo mismo que nosotros pero no están haciendo lo mismo”. En ese sentido fue un desafío importante, y creo que por sobre todo el proceso de 2014 nos deja muchos aprendizajes al movimiento estudiantil a nivel nacional.
Fuente: Universidad de Chile