Desafíos educativos en la globalización

En la semana en que se conmemora el Día del Profesor

Hasta mediados del siglo XX existía la noción de que un profesor podía formarse para toda la vida y que salvo mínimas actualizaciones, los conocimientos logrados durante su formación inicial eran suficientes para desempeñarse durante una carrera profesional de treinta o cuarenta años. Ese concepto fue variando radicalmente durante las últimas décadas y hoy se encuentra absolutamente superado para todas las profesiones, en el marco de la sociedad del conocimiento y la globalización.

Por Iván Páez

Diversos autores han señalando con elocuencia la necesidad de la formación permanente de los profesores. Conciben que una política de desarrollo profesional docente para la calidad de la educación, debería preocuparse tanto de la formación de los futuros docentes como de quienes están ejerciendo. Noción que muestra que la formación continua es una necesidad en sí y que no deriva de una posible debilidad de la formación inicial.

Además, la necesidad de la formación continua de los docentes se hace más imperiosa en los tiempos actuales, dada la complejidad de la función educadora en el contexto de un mundo globalizado en el que cambian las formas de aprender de niños, jóvenes y adultos y las maneras de relacionarse entre sí, y donde estos conviven e interactúan con medios tecnológicos de comunicación.

También hay que considerar que la globalización trajo una nueva economía mundial, no la galeónica (referida a la economía de las Indias) que nos acompañó por siglos, sino que la digital, la denominada economía electrónica que se va instalando y re-conformando permanentemente. También la globalización nos incorpora una crisis de los modos de representar y una constante revisión y actualización de paradigmas.

Se torna cada vez más lejana aquella concepción de realidad que la comprendía como un cosmos cuantificable y ponderable. Edgar Morín reflexiona: ¡cuántas fuentes, causas de error y de ilusiones múltiples y renovadas sin cesar en todos los conocimientos!

La necesaria construcción de lo verosímil

Hoy vivimos una realidad más cercana al caleidoscopio, una realidad multifocal, difícil de objetivar, que vive y se recrea en la intersubjetividad. Por eso se ha llegado a plantear que estamos viviendo una verdadera des realización (M. Castell) expresada en la renuncia a la capacidad de formular leyes estáticas o a conformar “la verdad de los acontecimientos” en cualquiera de sus dimensiones. Más que la conformación de “lo verdadero”, estamos situados en la posibilidad permanente de construir “lo verosímil” de los acontecimientos.

Con esa precaución, podemos observar que los procesos de globalización ocurridos en Chile y América Latina han provocado modificaciones en nuestras sociedades. Particularmente considerables son los efectos en el plano cultural, debido a un trasvasije a Latinoamérica de una cierta forma de convivencia, comunicación y transmisión educativa proveniente de países altamente industrializados y tecnologizados, verdaderos líderes de la economía digital y multinacional.

Sin duda, el desarrollo de los procesos formativos en la región también está fuertemente ligado no solo a esos gobiernos corporativos sino que a cánones prescritos por comunidades científicas y/o financieras que nos observan, miden y prescriben. Todo ello también es parte del fenómeno de la Globalización, que ha penetrado en las más variadas formas de convivencia e interacción social.

Pero la Globalización también nos apela a interactuar, a intercambiar, a expandir. Antonio Giddens plantea que la globalización es política, tecnológica y cultural, además de económica y que se ha visto influida, sobre todo, por cambios en los sistemas de comunicación.

Sin embargo, más que intercambio e interacción, estamos asistiendo a otros efectos tales como; el deterioro de las condiciones medioambientales; la fragmentación y complejidad de la vida cotidiana; la subvalorización del patrimonio público; el debilitamiento de identidades históricas; una reducción del Estado que le comprende como subsidiario y no como garante de derechos sociales.

¿Cómo abordar esta globalización desde el aula, desde la escuela, desde el proceso formativo?

Posibilidades formativas para el ejercicio docente

El proceso de globalización no es un fenómeno unívoco, unidireccional, agotado y petrificado en sus sentidos y significados, otorgando al estado actual de cosas la característica de perenne, inmodificable o incuestionable, sino que es preferible para la tarea formativa aproximarlo como un escenario en movimiento, donde el lenguaje propiciador de diálogo permanente y las subjetividades expresadas en las interacciones sociales del mundo cotidiano, configuran la búsqueda de novedosas fórmulas para configurar la verosimilitud de los postulados que enmarcan nuestra convivencia.

En esa búsqueda y construcción, los procesos formativos se establecen como necesarios y verosímiles campos de producción y constitución de un sujeto, una persona, inserta y partícipe de la globalización; lo que otorga a los procesos formativos un rol fundamental en la configuración, tanto de los sujetos en formación, como de las identidades culturales locales que constituyen dinámicamente la híbrida cultura latinoamericana.

Atendiendo la importancia de los procesos formativos para construir y socializar la identidad y cultura, en Chile, diversos actores del proceso formativo empiezan a esbozar una reflexión profunda de esos fenómenos, alejada del clásico fundamentalismo económico-positivista, predominante y hegemónico en diversas latitudes.

Si esa reflexión colectiva ha generado algo en común es sin lugar a dudas, identificar a la educación como el escenario propicio para apoyar la constitución de identidades y sujetos aprendientes, juiciosos, críticos y reflexivos.

Se trata en definitiva de formar un sujeto con conciencia social e identidad histórica, preparado para un desarrollo integral, que con autonomía vaya construyendo ese ser sociable, humanizado y culturalizado que posibilite la heterogeneidad dentro de una comunidad, creciendo juntos en un ambiente de libertad, democracia y equidad. Esa formación se da en contextos dinámicos e interactivos, en la denominada sociedad del riesgo que nos dibujó Ulrich Beck, y que nos recuerdan que nuestras sociedades, y por tanto nuestras escuelas y aulas, enfrentan permanentemente nuevos desafíos.

Históricamente la Universidad de Chile ha dispuesto de variadas posibilidades formativas para el ejercicio docente. Una de esas posibilidades lo constituyen las Jornadas de Actualización para Profesores – JAP-, que año a año desarrolla esta casa de estudios. Se intenta con ellas aproximar experiencias docentes que colaboren a la construcción de aprendizajes situados en el contexto escolar; estrategias de aprendizaje colaborativo donde un rol determinante lo ocupa la reflexión pedagógica y el intercambio de experiencias entre pares; aprendizajes que articulen el conocimiento teórico con la referencia a la práctica que se quiere transformar, y una articulación entre lo disciplinario y lo pedagógico.

De ese modo, vamos colaborando a un proceso globalizante con sentido para nuestras comunidades.


 

IVÁN PÁEZ es Director Ejecutivo del Programa de Formación Continua para el Magisterio (PEC) de la Universidad de Chile.

Fuente: Revista Perspectiva