Profesores y profesoras ayudan a reconstruir Valparaíso

Las comunidades educativas de la ciudad porteña no han escapado de las dolorosas dificultades dejadas por el incendio, pero docentes y estudiantes siguen trabajando en conjunto por restablecer la calma en una comunidad fuertemente golpeada. 

Incendio en Valparaíso

Por Nicole Cardoch 

La catástrofe vivida en Valparaíso hace un mes sigue pesando en la comunidad, con un incendio de proporciones que, según el último balance del gobierno, afectó 956 hectáreas de la ciudad porteña, dejando a más de 2.854 damnificados y 952 personas en albergues habilitados. 

Para muchos, el incendio más grande en la historia de nuestro país trajo consecuencias que son imposibles de subsanar en el mediano plazo. Familias y comunidades afectadas dejan una triste postal para la ciudad porteña que sigue luchando por restablecer el orden y la calma. 

Muchas historias, vivencias personales y colectivas han salido a luz pública durante esta semana de ayuda. Actos de apoyo y colaboración de las que el mundo docente no ha estado ajeno, sobre todo las comunidades educativas de la misma ciudad. 

Red de apoyo

Es el caso del Instituto Marítimo de Valparaíso, institución que desde el primer día de tragedia realizó una destacada labor a través de sus profesores y alumnos. 

Para María Francisca Vásquez, profesora de matemáticas del establecimiento, las semanas posteriores al incendio han sido difíciles de enfrentar. 

“La asistencia es relativa, algunos de nuestros estudiantes siguen ayudando a sus familias damnificadas y estamos estableciendo una red de apoyo para ellos”, dice. 

Vásquez ayudó en la cocina comunitaria que armara el colegio durante los días después de la catástrofe, alimentando a más de 300 personas por día, entre voluntarios, familias damnificadas y vecinos. 

“El colegio sigue haciendo seguimiento a nuestros vecinos y la ayuda de los estudiantes fue fundamental: trabajamos codo a codo para poder enfrentar una situación de estas características”. 

Palabra de apoyo

Para Paula González, periodista del colegio, la labor prestada por docentes fue fundamental, ya que además de prestar sus servicios pasa remover escombros y visitar a sus estudiantes, dieron una palabra de apoyo a las decenas de damnificados de su comunidad. 

“Lo primero que se hizo después del incendio fue juntarse un grupo de profesores para visitar los albergues buscando a nuestros alumnos. Ahí comenzó a redactarse una lista que crecía y luego bajaba y volvía a subir. Fue un incendio que duró muchas horas por  lo que las personas que eran evacuadas pensaban que se habían quemado sus viviendas, luego cambiaba el viento, y el fuego emigraba a otro cerro y se daban cuenta que sus casas se habían salvado”, cuenta.

Para González, el restablecimiento de las clases tampoco ha sido un proceso no exento de dificultades. 

“Se recibió (el martes 22 de abril) a los jóvenes damnificados con un desayuno para darles una palabra de aliento. No todos vinieron, pero a los que llegaron se les dio una mochila, útiles y ropa de colegio, entre otras cosas. Sabemos que muchos chicos quieren ayudar a sus padres a levantar una nueva vivienda, pero también tenemos claro  que la educación es la herramienta más poderosa que podemos entregarles”, afirma.