En vísperas del 1 de Mayo, un repaso a las luchas históricas del Magisterio

En el día de los trabajadores, recordamos la historia de las luchas político-sindicales del Magisterio en nuestro país, cuyas primeras luces surgen incipientemente durante la República Parlamentaria, y cuyos frutos fueron la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria (1920) y las diversas organizaciones que antecedieron al Colegio de Profesores.

Por Carolina Ferreira

Las primeras organizaciones del Magisterio chileno cumplen un rol similar a las Sociedades de Socorros Mutuos en el movimiento obrero: Son de carácter selectivo, no de masas, y respetuosas del orden establecido y en general velan por la cultura y la “educación popular”, de carácter paternalista. El Partido Radical y las tendencias políticas conservadoras tuvieron una fuerte influencia en las organizaciones de este periodo, cuya filosofía educativa se orientaba por el pragmatismo del pedagogo estadounidense John Dewey. En este escenario se dicta, en 1920, la Ley de Instrucción Primaría Obligatoria, después de dos años de lucha del Magisterio.

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Este carácter mutualista, apegado a la recreación cultural y social, de tendencia conservadora organizó al profesorado primario en torno a actividades de esa índole, pero negó tanto al sindicalismo docente y a las manifestaciones reivindicativas.  Así nace, en 1903 la Sociedad de Profesores de Instrucción Primaria (SPIP), en 1905; la Asociación de Educación Nacional (AEN), en 1909; y la Sociedad Nacional de Profesores (SONAP), en 1909, vinculada al Partido Radical, cuyo activismo en el área social, Ideológicamente democrática-liberal, fue más significativo para la organización gremial y se orientaba hacia una pedagogía laica y reformista.

Del salitre al neoliberalismo

En una época en el cual las capas sociales medias, vinculadas a una concepción nacional-desarrollista, controlan el Estado mediante la burocratización y la profundización del modelo de desarrollo. La economía se basa en un proyecto de industrialización sustitutiva de importaciones, que fortalece el mercado interno. Es ahora cuando el movimiento social popular logra conquistas históricas, incorporándose el campesinado y los grupos marginales urbanos al escenario político.

Con la creación de la Asociación General de Profesores de Chile (1922-1932), primera organización sindical del magisterio, de concepción ideológica anarco sindicalista, socialista y comunista, se organiza a los profesores primarios y logra conformarse un primer movimiento socio-político y cultural que promovió el cambio educacional. La definición de organización antiimperialista, internacionalista y latinoamericanista  está vinculada al movimiento obrero y popular de comienzos del siglo XX. Esta organización fue la primera organización docente en oponerse abiertamente a las autoridades y poderes oficiales.

A partir de entonces, el movimiento influye en las políticas logrando la Reforma Educacional de  1928, producto de la Tercera Convención General de la AGP que se realiza en Valparaíso en 1925. Entonces se elaboró el primer proyecto de Reestructuración de Enseñanza Primaria desde los propios profesores; sin embargo, la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo propone una contrarreforma ligada a los intereses del capital. Entre 1932 y 1970 surgen tres organizaciones del Magisterio, que tendrán un importante protagonismo durante medio siglo de historia.

La primera de ellas, la Federación de Maestros de Chile (1932-1935), vinculada al Partido Comunista, de concepción educativa ligada al materialismo dialéctico (DIAMAT), vinculado a la URSS de José Stalin, apostó por la unidad de las organizaciones del magisterio. Surge en un momento de convulsión política: golpes militares, la República Socialista y la reacción de la derecha.

La Unión de Profesores de Chile (1935- 1943), en tanto formó parte de la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), organización sindical sucesora de la FOCH y apoyó al Frente Popular. Este bloque político logró que se eligiera a su candidato, Pedro Aguirre Cerda, como presidente de Chile en 1938 y representó al profesorado primario, principalmente.

En tanto, la Federación de Educadores de Chile (1943-1970), organización con la mayor participación política del magisterio, influenciada por el Partico Radical, fue conformada por la UPCH, SONAP, Asociación de Profesores de la Enseñanza Técnica y Comercial, Asociación de Profesores de la Enseñanza Industrial y Minera, Asociación de Profesores de Escuela Normarles de Chile, Asociación de Profesores de Escuelas de Adultos y Sociedad de Profesores Jubilados de Instrucción Pública y el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación (1970 – 1973).

En 1970, en un contexto político social de fuerte polarización ideológica, debido a la llegada al poder de la Unidad Popular, la intervención de Estados Unidos en la política interna de Chile y la desestabilización económica por parte de la derecha, agrupó a todos los trabajadores de la educación sin distinción de raza, sexo, ideas políticas o religiosas, definiéndose como una organización de trabajadores, antiimperialista y apegada a la democracia sindical que propuso el derecho de los trabajadores de la educación a participar directamente en la política educacional del Estado. Su apuesta por una educación estatal, laica, gratuita, democrática, científica y nacional la llevó a defender el proyecto de la Escuela Nacional Unificada (ENU), propuesto por el gobierno de Salvador Allende.

Configuración del actual escenario de las organizaciones docentes

Entre la crisis del modelo industrializador y el auge del neoliberalismo, el movimiento social popular sufre una derrota política que lo desarticula por varios años, restándole el protagonismo político alcanzado durante gran parte del siglo XX. Con un desarme del Estado de compromiso mediante la privatización, el Estado queda al servicio de los intereses económicos de la nueva economía, que se basa en la exportación de materias primas, la apertura a los mercados internacionales y la mantención de los índices macroeconómicos. La dictadura militar y terrorismo de Estado desarticulan las organizaciones sociales mediante la represión y cooptación.

El Colegio de Profesores de Chile AG (1975) fue creado durante la dictadura para mantener controladas las reivindicaciones y manifestaciones del magisterio por medio del Decreto de Ley N° 673 de 1974. La dirigencia queda en manos de la oposición en 1985. El año 1995 el PC logra la primera mayoría en las elecciones de la Directiva Nacional del Colegio.

Durante la dictadura se crea una estrategia nacional de desarrollo económico y social de políticas a largo plazo que apuntan a la privatización de la educación. Con los DFL N° 3557 y DFL 3063 de 1980 comienza el traspaso de los servicios públicos a las municipalidades. En este contexto surge la Asociación Gremial de Educadores de Chile (AGECH) paralelamente como fruto del Movimiento de Participación Gremial del Magisterio y para incentivar la participación activa.

La organización sindical enfrenta entonces un complejo momento para la organización debido a la atomización de las organizaciones con miradas distintas y sin una unidad clara en las coyunturas políticas. La precarización  de la flexibilidad laboral docente, la privatización, la falta de una Carrera Profesional Docente y la segmentación objetiva del sistema educativo (municipal, particular-subvencionado, particular) contribuyen a ahondar el desconcierto en la organización que se traduce en la falta de una política sistemática y coherente para aunar las luchas del profesorado.

A partir de entonces, habrá una permanente vinculación entre la lucha de los docentes y las condiciones laborales del profesorado, cuya articulación sindical se centra en el Colegio de Profesores, que aúna, no obstante, a no más del 12% de los docentes del país. La baja participación política de la ciudadanía, en general, constituye una brecha para el diálogo eficiente frente a los nuevos escenarios políticos, donde la organización social tiene mucho que decir.


Carolina Ferreira es directora de Revista Perspectiva.