Mujeres y pedagogas: desde siempre comprometidas con la educación
En una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la académica Olga Grau revive el compromiso que, como Amanda Labarca, han tenido las profesoras y docentes con la defensa y construcción de la educación pública.
Por Nicole Cardoch
Amanda Labarca suele ser recordada como una gran activista por los derechos cívicos de las mujeres en nuestro país y no es de extrañarse. Labarca, como militante del Partido Radical, en 1922 presentó un proyecto para mejorar los derechos civiles, políticos y jurídicos de las mujeres que dentro del Código Civil estaban restringidos.
Fue una de las fundadoras del Comité Nacional pro Derechos de la Mujer, creado en 1933 junto a Elena Caffarena y fue nombrada embajadora en 1946 por el gobierno del presidente Gabriel González Videla, como representante de Chile ante las Naciones Unidas y jefa de la sección Estatus de la Mujer.
Pero son su formación como profesora de castellano en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y fundadora del Liceo Experimental Manuel de Salas los que hacen a esta mujer un personaje clave en la construcción de la educación pública de nuestro país.
Muchos podrían ser los ejemplos de su legado, pero serán la fundación de las escuelas de temporada en 1936 de la Universidad de Chile las que serán especialmente recordadas dentro de la institución, ya que fueron la primera iniciativa en nuestro país de educación continua para profesores y profesoras que año a año, buscaban perfeccionarse en sus áreas.
Hoy, estas escuelas siguen impartiéndose bajo el nombre de Jornadas de Actualización para Profesores/as (JAP) a cargo del Programa de Educación Continua para el Magisterio (PEC). Ha sido a través de esta iniciativa que se ha permitido reforzar el conocimiento disciplinario y pedagógico de más de 10.000 profesores de todas las localidades del país, marcando un hito dentro de la formación del profesorado en la Universidad más antigua del país.
Otro gran nombre ha sido el de la profesora de historia y geografía Olga Poblete. También estudiante del Instituto Pedagógico, destacaría en la llamada “juventud de 1930”. Tuvo una activa participación política dentro del Frente Popular, que llevó a la presidencia a Pedro Aguirre Cerda. Fundó con Caffarena y Graciela Mandujano el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH) y daría clases en el Liceo Experimental Manuel de Salas y en la enseñanza universitaria como profesora de Historia de Extremo Oriente.
Comprometidas con la educación pública
Estos ejemplos, para la académica Olga Grau, son un ejemplo más del gran impacto que han tenido las mujeres desde los inicios de la educación pública en el país. Para Grau, profesora de Filosofía y académica de la Universidad de Chile, en esta conmemoración se debería celebrar todas las luchas de las mujeres en sus distintos lugares sociales, políticos y culturales.
“El 8 de marzo, que parece transformarse cada vez más sólo en un día de saludos y regalos a las mujeres, no debe olvidar a las mujeres que perdieron su vida combatiendo la explotación de los poderosos”, dijo.
Afirma, a su vez, que tampoco se debería olvidar el movimiento feminista, del cual Labarca y Poblete fueron grandes exponentes.
“Es bueno recordar esos dos nombres, el de Amanda Labarca y el de Olga Poblete, educadoras y feministas. Tuve la suerte de conocer en mucha proximidad a esta última, que me impresionó por su fuerza y valor combativos, sus ideales de paz y entendimiento, su compromiso con la educación pública e igualitaria, concebida en el respeto y la cercanía, pero que también presentaba exigencias para el desarrollo de valores éticos e intelectuales de emancipación y transformación social”, afirma.
Respecto a las educadoras, Grau insiste en que han ido ocupando un lugar fundamental en el proceso de feminización de la profesión docente.
“Sin embargo, ello ha ido a la par con una cierta desvalorización de la función docente, especialmente en la educación primaria y secundaria, por parte de la sociedad; pareciera que donde llegan las mujeres se debilita el capital simbólico. Por otra parte, las mujeres educadoras deben revisar críticamente sus prácticas de comunicación y no reproducir el currículum oculto del sexismo”, sentencia.
La académica reafirma en la importancia de recordar los ejemplos de estas mujeres permite visibilizar el gran trabajo de las mujeres en la educación -de todos los niveles- y no dejar de aspirar una enseñanza no sexista, integral y pública, como lo pensaran Labarca y Poblete.